El corazón y el alma del Alcázar, de estilo mudéjar, es una cautivadora mezcla de arte islámico y arquitectura cristiana. Este estilo es más evidente en el Palacio de Pedro I y en el Patio de las Doncellas, donde el intrincado trabajo de azulejos, los arcos de herradura y los elaborados estucos crean un entorno que parece atemporal y de otro mundo.